Sheinbaum lista para llamar a Trump por aranceles

La amenaza de nuevos aranceles desde Estados Unidos ha movilizado al equipo de la presidenta electa, Claudia Sheinbaum, quien considera una llamada directa con Donald Trump para frenar su imposición. La medida busca desactivar una tarifa del 30% a productos mexicanos, programada para el 1 de agosto. Esta declaración no es un gesto menor; señala una postura proactiva para defender los intereses económicos de México. Aunque confía en los mecanismos de negociación existentes, la posibilidad de una intervención al más alto nivel subraya la seriedad del desafío y la urgencia por evitar una escalada comercial con el socio principal del país.

Un gravamen de esta magnitud tendría un impacto severo en la economía nacional. Afectaría la competitividad de exportaciones clave, como las del sector automotriz y agroindustrial, pilares del intercambio bilateral bajo el T-MEC. Esta incertidumbre no solo pone en riesgo empleos y cadenas de suministro, sino que también podría generar un aumento de precios para los consumidores. Para las empresas mexicanas, la volatilidad complica la planificación y frena la inversión, mientras el peso podría resentir la tensión. La estabilidad lograda con el tratado comercial se ve amenazada por una medida que alteraría las reglas del juego económico regional.

Este escenario es la primera gran prueba en política exterior para el gobierno entrante. La estrategia que adopte definirá el tono de la relación con EE. UU. para el próximo sexenio, sentando un precedente de cooperación o conflicto. Esta negociación es crucial hoy porque define la capacidad de México para defender su economía ante presiones externas en el arranque de un nuevo gobierno. Para el ciudadano, el resultado impactará directamente en la estabilidad del empleo en industrias exportadoras y en el costo de bienes de consumo, haciendo de esta una de las primeras pruebas de fuego para el futuro económico del país.