
Se estanca la actividad económica en México
El Indicador Global de la Actividad Económica (IGAE) reporta un crecimiento casi nulo de apenas 0.01%.
La actividad económica en México mostró un estancamiento casi total durante el mes de mayo, una clara señal de alerta para el dinamismo del país. Según cifras desestacionalizadas publicadas por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), el Indicador Global de la Actividad Económica (IGAE) registró un avance mensual mínimo de apenas 0.01 por ciento. Este resultado, aunque técnicamente positivo, en la práctica representa una parálisis en el motor productivo nacional, sembrando importantes dudas sobre la fortaleza de la recuperación para el segundo semestre del año.
El análisis por componentes revela un panorama mixto y bastante preocupante. El sector de servicios, conocido como actividades terciarias y que constituye el mayor pilar de la economía mexicana, sufrió una contracción del 0.26 por ciento. Esta caída refleja una posible debilidad en el consumo interno y la demanda de servicios clave para la población. De manera similar, el sector industrial o actividades secundarias, que incluye manufactura, construcción y minería, también experimentó un retroceso, aunque más moderado, del 0.09 por ciento. La debilidad en estos dos grandes motores económicos fue apenas compensada por el único sector que mostró un desempeño positivo: las actividades primarias. La agricultura, ganadería y pesca tuvieron un crecimiento robusto del 2.37 por ciento, un dato ciertamente alentador para el campo pero insuficiente para impulsar el indicador general, dada su menor ponderación en el producto interno bruto (PIB) del país.
Este virtual estancamiento de la actividad económica general ocurre en un contexto complejo, marcado por una inflación que, si bien se modera, sigue en niveles elevados, y por una política monetaria restrictiva por parte del Banco de México (Banxico) para contenerla. Las altas tasas de interés encarecen el crédito, lo que puede desincentivar la inversión y el consumo, afectando directamente la dinámica productiva. Esta situación pone de manifiesto la vulnerabilidad de la economía frente a choques internos y externos, y subraya la urgente necesidad de implementar estrategias que fomenten una recuperación mucho más sólida y equitativa en todos los sectores productivos de México.