
Inflación en México cede al 3.55% en julio
El Inegi reporta la menor tasa de inflación desde marzo de 2021. ¿Qué significa para tu bolsillo?
La inflación en México ha dado un respiro significativo a los bolsillos de los ciudadanos, moderándose a una tasa anual del 3.55% durante la primera quincena de julio. Este dato, proporcionado por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), no es menor, ya que representa el nivel más bajo registrado desde principios de 2021 y una desaceleración notable frente al 4.13% observado apenas en la quincena anterior. En términos sencillos, aunque los precios en general no han bajado, la velocidad con la que subían ha disminuido considerablemente, ofreciendo un panorama más alentador para el poder adquisitivo de las familias mexicanas. Esta tendencia positiva se atribuye en gran medida a la disminución en los precios de productos volátiles, como los energéticos y algunos alimentos, que conforman el componente no subyacente del Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC).
El análisis detallado del Inegi revela que el comportamiento de la inflación subyacente, considerada un mejor indicador de la trayectoria de los precios a largo plazo porque excluye los elementos más volátiles, también ha mostrado una mejoría. Este componente, que agrupa mercancías y servicios, ha sido una de las principales preocupaciones para el Banco de México (Banxico) debido a su persistencia. Su desaceleración, aunque gradual, es una señal clave de que las presiones sobre los precios se están generalizando a la baja en toda la economía. Este fenómeno sugiere que las medidas de política monetaria implementadas por Banxico, como el alza en las tasas de interés, están comenzando a surtir el efecto deseado, enfriando la demanda y estabilizando el entorno de precios en el país.
Este nuevo escenario económico abre la puerta a un debate sobre los próximos movimientos del banco central. Con una inflación más controlada y acercándose al objetivo del 3%, Banxico podría tener el margen necesario para considerar una postura monetaria menos restrictiva en el futuro cercano. Una eventual reducción en la tasa de interés de referencia tendría un impacto directo en el costo del crédito para empresas y consumidores, lo que podría estimular la inversión y el consumo. Para el ciudadano de a pie, esto se traduciría en mejores condiciones para solicitar préstamos hipotecarios, automotrices o personales, dinamizando así la actividad económica interna desde la base. La consolidación de esta tendencia a la baja será fundamental para la recuperación económica sostenible del país y el bienestar financiero de su población.
Esta moderación en los precios es una señal crucial para la estabilidad económica del país. Para el mexicano promedio, representa un potencial punto de inflexión donde la presión sobre el presupuesto familiar comienza a aliviarse, permitiendo una recuperación gradual del poder adquisitivo. Las decisiones que el Banco de México tome en respuesta serán clave para definir el panorama financiero de los próximos meses.