
Extorsión a empresas rompe récord en México
Coparmex reporta un aumento histórico del delito de extorsión, amenazando la inversión y la economía nacional.
La extorsión en el sector productivo de México ha alcanzado su nivel más alto desde que se tiene registro, encendiendo las alarmas en el ámbito empresarial y económico del país. La Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex) presentó datos contundentes que revelan una situación crítica: durante el primer semestre del año, se contabilizaron 5,887 víctimas de este delito. Esta cifra no solo representa un récord histórico, sino también un incremento del 6.9% en comparación con el mismo periodo del año anterior. El fenómeno ya no se percibe como un problema aislado, sino como una amenaza sistémica que afecta directamente la operatividad de negocios de todos los tamaños, desde pequeños comercios hasta grandes corporativos, poniendo en jaque su viabilidad y crecimiento.
El informe de la cúpula patronal subraya que este delito va más allá de una simple estadística de seguridad; es un freno directo al desarrollo económico. La persistencia de la extorsión genera un clima de incertidumbre que desalienta la inversión, tanto nacional como extranjera, y limita la capacidad de las empresas para generar empleos formales. Cuando los empresarios deben desviar recursos para pagar cuotas ilícitas o para reforzar su seguridad, se reduce el capital disponible para la innovación, la expansión y la mejora de salarios. Esta situación se convierte en un círculo vicioso que debilita el tejido empresarial y, por ende, la economía en su conjunto, afectando la competitividad de México en el escenario global.
El aumento de casos evidencia la necesidad de estrategias de seguridad más eficaces y una colaboración más estrecha entre las autoridades y el sector privado. Coparmex ha hecho un llamado urgente para atender esta problemática que socava el Estado de derecho y la confianza en las instituciones. Para el ciudadano común, el impacto se refleja en la posible alza de precios de productos y servicios, ya que las empresas podrían trasladar los costos de la inseguridad al consumidor final. Además, la contracción de la actividad económica derivada de este flagelo pone en riesgo la estabilidad laboral de miles de familias mexicanas, demostrando que la seguridad empresarial es un pilar fundamental para el bienestar social y el progreso del país. Este récord de extorsiones no es solo una cifra para los empresarios; es un reflejo de la vulnerabilidad económica que puede tocar el bolsillo de todos. Ignorar este problema significa permitir que la inseguridad defina el rumbo del crecimiento del país, afectando desde el costo de los productos básicos hasta las oportunidades de empleo para los mexicanos.