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Desaceleración económica golpea a México
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Desaceleración económica golpea a México

La desaceleración económica es real. Coparmex explica cómo afecta tu bolsillo y a las empresas del país.

Enrique Hernández

La desaceleración económica en México ha dejado de ser una proyección de analistas para convertirse en una realidad palpable en el día a día de empresas y hogares. Así lo advierte la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex), señalando una desconexión crítica entre los indicadores macroeconómicos, que muestran ligeros avances, y la verdadera actividad productiva del país. Esta brecha entre las cifras oficiales y la percepción ciudadana genera un ambiente de incertidumbre, donde las familias y los empresarios sienten un freno que las estadísticas gubernamentales no reflejan por completo. La advertencia subraya que los problemas estructurales continúan limitando el potencial de crecimiento, más allá de los datos trimestrales que puedan parecer optimistas a primera vista.

Para las empresas, especialmente las pequeñas y medianas (PyMEs) que constituyen el motor del empleo nacional, este escenario se traduce en una cautela forzada. La reducción en la demanda de productos y servicios obliga a posponer planes de expansión, congelar contrataciones e, incluso, a recortar personal. El acceso al crédito se vuelve más complicado y costoso, limitando la capacidad de inversión en nueva maquinaria o tecnología. Este ciclo de baja inversión perpetúa la debilidad económica, ya que sin empresas que apuesten por el crecimiento, la creación de empleos de calidad se estanca. La falta de confianza en el entorno de negocios se convierte en el principal obstáculo, llevando a los empresarios a priorizar la supervivencia a corto plazo sobre la visión de futuro.

En el ámbito familiar, el impacto es directo y se siente principalmente en el poder adquisitivo. Aunque la inflación se mantenga bajo control según cifras de Banxico, los salarios no siempre crecen al mismo ritmo, lo que provoca que el dinero rinda menos al hacer las compras en el supermercado o pagar los servicios básicos. La amenaza del desempleo o la reducción de horas laborales genera ansiedad, llevando a las familias a recortar gastos no esenciales como el ocio, las vacaciones o la compra de bienes duraderos. Esta contracción del consumo interno, pilar fundamental del Producto Interno Bruto (PIB) mexicano, agrava la desaceleración económica, afectando a todos los sectores. La planificación financiera se vuelve un desafío, dificultando el ahorro y la liquidación de deudas, y poniendo en riesgo el patrimonio familiar.

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Fuente: Forbes.com.mx

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