
Constructores de NL apuestan por digitalización
La alianza entre CMIC y AMITI busca acelerar la digitalización del sector. Conoce su impacto en la economía.
La digitalización ha llegado para transformar uno de los motores económicos de México, comenzando en el corazón industrial del norte. La Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción (CMIC) en Nuevo León y la Asociación Mexicana de la Industria de Tecnologías de Información (AMITI) han formalizado un convenio de colaboración estratégico. Este acuerdo busca integrar soluciones tecnológicas avanzadas en un sector a menudo percibido como tradicional, representando un paso decisivo para modernizar desde la planeación y diseño de obras hasta la gestión de recursos y la seguridad en los proyectos, consolidando a Nuevo León como un polo de innovación que busca marcar la pauta a nivel nacional. El objetivo es claro: hacer la construcción más eficiente, segura y competitiva en un mercado global.
Esta transformación implica adoptar herramientas como el Modelado de Información para la Construcción (BIM), que crea réplicas virtuales de edificios para anticipar problemas y optimizar costos. Incluye también el uso de drones para topografía, sensores IoT en la maquinaria para mantenimiento predictivo y plataformas en la nube para gestionar la cadena de suministro. Este salto tecnológico no solo reduce drásticamente los márgenes de error y el desperdicio de materiales, sino que también aumenta la transparencia y la trazabilidad en cada etapa, un factor clave en obras de infraestructura tanto pública como privada, fortaleciendo la confianza.
El impacto de esta alianza trasciende las fronteras de Nuevo León. Al adoptar masivamente estas tecnologías, la industria puede experimentar un aumento en su productividad, un desafío histórico para la economía mexicana. Proyectos más rápidos se traducen en un beneficio para la sociedad, desde la entrega puntual de infraestructura hasta viviendas. Además, una industria constructora fortalecida por la digitalización es más atractiva para la inversión, especialmente en el contexto del nearshoring. Este movimiento es un indicador del rumbo del país; representa una oportunidad de modernizar una industria fundamental, generando empleos de mayor especialización. Para el ciudadano, esta evolución significa, a mediano plazo, infraestructura de mejor calidad, construida de manera más transparente y eficiente, edificando el futuro sobre cimientos más tecnológicos.